Contrastar la rica naturaleza de Venezuela con las dificultades que enfrentan sus comunidades remotas, es el objetivo de la nueva muestra pictórica de esta novel artista interdisciplinaria.
Gabriela Agreda es una caraqueña hija de dos Tucupitenses. Estudió fotografía y serigrafía en The School of the Art Institute of Chicago y ahora muestra su inspiración en una serie de piezas basadas en Venezuela. “Mi trabajo siempre ha involucrado la fotografía, explorando cómo el significado de una imagen evoluciona desde su captura hasta su presentación. Actualmente estoy trabajando en pinturas que parten de tomas fotográficas captadas en Tucupita y Aragua”.
¿Qué quieres mostrar con esta serie de pinturas?
Quiero destacar cómo, a pesar de la belleza natural de zonas remotas de Venezuela, existen barreras significativas para acceder a estos recursos. Estas áreas alejadas de las ciudades suelen poseer un extraordinario valor, pero paradójicamente, esta «riqueza» rara vez puede ser aprovechada por las comunidades locales. Al abstraer las partes más vibrantes de los paisajes, busco destacar tanto la belleza natural como el aislamiento de estas zonas, en comparación con Caracas. La serie, aún sin título definitivo, sigue en desarrollo mientras profundizó en estas ideas y creo más pinturas.
¿Cómo surgió tu deseo de ser artista, apenas tienes 24 años?
Convertirme en artista fue un proceso inesperado. En Caracas, el arte parecía más un pasatiempo que una carrera viable. Sin embargo, mis estudios en Chicago fueron un punto de reflexión. Allí se me abrieron innumerables oportunidades y tuve acceso a recursos que ampliaron enormemente mi conocimiento sobre arte y las diversas formas de expresión.
La abundancia de recursos me impulsó a aprovechar al máximo esta privilegiada oportunidad. Me sentí especialmente motivada a crear arte relacionado con Venezuela, sobre todo durante la crisis de 2019. La impotencia que sentía por estar lejos de mi país, combinada con la falta de conciencia sobre la situación venezolana en mi entorno académico, se convirtió en un poderoso catalizador para mi trabajo artístico.
No obstante, fue durante la exhibición de mi tesis, en mi último año, cuando tuve la revelación de que el arte era mi verdadera vocación. Comprendí que, independientemente de los desafíos, crear arte era lo quería hacer durante toda mi vida.
Agreda, con su estampa juvenil y un genio creativo único, siente la responsabilidad de mostrar al mundo la realidad multifacética de Venezuela, tanto sus bellezas como sus desafíos.
“El arte es lo que me apasiona y se convirtió en el vehículo que me permite transmitir estos temas con profundidad y matices. Mi obra busca no solo exponer esta realidad a quienes pueden desconocer nuestra situación, sino también analizar sus causas. Me fascina cómo el entorno físico —la arquitectura, la naturaleza— puede reflejar metafóricamente la condición del país. Utilizo estos elementos para investigar y resaltar nuestros problemas de manera visual y emotiva.
A través de mi arte, exploro la compleja situación sociopolítica de Venezuela. Aunque mi mensaje tiene un innegable subtexto político, nace de un profundo sentimiento de nostalgia y amor por mi país. Mi objetivo es que quienes se encuentren con mis obras puedan sentir esta dualidad: la crítica y el afecto, la denuncia y la esperanza.
que mi arte sirva como puente, fomentando una comprensión más profunda de Venezuela, provocando reflexiones y, quizás, inspirando acciones que contribuyan a un futuro mejor para nuestro país”, puntualizó la artista.
¿Algún mensaje para Venezuela?
Espero hacerlos sentir orgullosos.
¿Es difícil ser venezolana y destacar en el mundo del arte en otras latitudes?
Ser venezolana en el mundo del arte es más una parte integral de mi identidad que una dificultad. Es un desafío emocionante crear obras que reflejen la realidad de Venezuela y que, a la vez, resuenen con audiencias diversas. Esta dualidad me motiva profundamente y considero que compartir estas perspectivas es mi responsabilidad como artista venezolana. Navegar el mundo del arte puede ser complejo y, en ocasiones, me he sentido como una “outsider” debido a la naturaleza exclusiva del ámbito y las oportunidades limitadas. No obstante, he estado aprendiendo cómo desenvolverme en este entorno para encontrar mi lugar. He tenido la fortuna de participar en proyectos como Ala Projects en Nueva York, que apoyan a artistas latinoamericanos emergentes. Estas iniciativas son cruciales para abrir espacios a narrativas diversas.
Coordenadas: @agredart
Escribe: FRINÉ SÁNCHEZ BRANDT
Fotografía: GABRIELA AGREDA





