Francia es el primer país del mundo en aprobar una legislación contra la ultra fast fashion, un modelo de negocio que impulsa el consumo de ropa a nivel global a precios bajos, rotación acelerada de colecciones y un severo impacto al medio ambiente.
Este instrumento legal, conocido popularmente como la «ley anti-Shein«, busca transformar la manera en que se produce, comercializa y consume la moda.

La norma, sancionada en junio por el Senado francés con una mayoría de 337 votos contra uno, establece un sistema de gravamen progresivo por artículo, determinado por su impacto ambiental.
De este modo, a partir de 2025, las marcas deberán asumir un gravamen de hasta cinco euros adicionales por artículo, monto que se duplicará a diez euros para el año 2030.
Si bien este recargo no podrá exceder 50% del precio de venta, su efecto es directo sobre las plataformas que operan con volúmenes masivos y artículos de bajo valor, como Shein o Temu, señaladas por sus prácticas de sobreproducción.
La normativa también prohíbe la publicidad de la moda ultrarrápida, limita la creación de contenido digital para promocionarse y exige a las empresas suministrar información verificable sobre el ciclo de vida de cada prenda, emisiones de carbono, uso de recursos y capacidad de reciclaje.
El propósito de la legislación es el de reducir el consumo desmedido, fortalecer el derecho del consumidor a información fidedigna y proteger tanto el medio ambiente como la industria textil local

España prepara su ley
En el caso español, la legislación se centra en la gestión de residuos. El Ministerio para la Transición Ecológica publicó un Real Decreto sobre residuos textiles y de calzado, ahora en consulta pública y cuya aprobación definitiva será en los próximos meses.
La norma exige a los establecimientos comerciales de más de 400 m² reservar espacio para productos de segunda mano y orientar a los consumidores sobre la importancia del reciclaje.
Las empresas son responsables de financiar los costos de gestión de todos los residuos textiles. Esto incluye los que se depositan correctamente en los contenedores de reciclaje y los que acaban en el basurero común. El decreto, además, fija metas de recogida y reutilización de 50% para 2030 y 70% para 2035.
Aunque el decreto hace referencia a la ley francesa, España todavía no ha implementado medidas fiscales como las de París.


Europa en marcha
La Unión Europea activó diversas iniciativas para contener este modelo industrial, responsable de generar 12 kilogramos de residuos textiles por persona al año, de los cuales apenas se recicla 1% para la creación de nuevas prendas, según el informe de la Agencia Europea del Medioambiente (EEA) de 2024.
Se plantea dos medidas: aplicar un recargo de 2 euros por cada envío de bajo costo y eliminar la exención arancelaria de 150 euros en las importaciones. Esta última medida impacta directamente a plataformas como Shein. En 2024, registró 91% de los envíos económicos a Europa.
Además, para hacer frente a la publicidad engañosa, la normativa denominada Directiva 2024/825 contra el greenwashing, vigente desde este 2024, prohíbe a las marcas declararse sostenibles si no presentan pruebas verificables.
Por otra parte, en Suecia se redujo el IVA del 25% al 12% para la reparación de prendas y calzado. Países Bajos también aplica una reducción de 9%, mientras que Francia prepara un «bono reparación» que busca disminuir los costos de los arreglos para el consumidor.
Escribe FRINÉ SÁNCHEZ BRANDT





































