La casona Ibarra es un patrimonio colonial emblemático con casi tres siglos de historia. Originalmente, en esta hacienda Ibarra se cultivaba caña de azúcar y se destilaba ron por la familia. Estaba construida con el sistema tradicional de tapia o tierra pisada, con muros gruesos, acabados en cal blanca y techos de caña amarga cubiertos con tejas de arcilla.
Tenía dos patios de distintas jerarquías (uno destinado a las áreas domésticas y otro de almacenamiento) y un corredor perimetral, típico de las antiguas casas de hacienda, que representa la arquitectura colonial criolla.

Fue lugar de paso del barón de Humboldt en 1799. Su valor histórico se acentúa por haber sido la residencia donde el Libertador Simón Bolívar se alojó en su última visita a Venezuela en 1827. Allí, junto a figuras relevantes como José María Vargas y José Rafael Revenga, redactó los estatutos para transformar la Real y Pontificia Universidad de Caracas en la Universidad Central de Venezuela.
En 1943, la hacienda fue adquirida por el presidente Isaías Medina Angarita para edificar la Ciudad Universitaria, obra maestra del arquitecto Carlos Raúl Villanueva.
La casona y su torreón del trapiche fueron declarados Monumento Histórico Nacional en 1970.
Actualmente, la casona Ibarra está en un proceso de restauración y conservación. Una Comisión Presidencial para la Recuperación de la UCV comenzó este proceso en 2022, preservando los valores originales de la estructura y utilizando materiales auténticos, como maderas duras traídas desde otra región de Venezuela.

La estructura se ha reforzado con vigas corona y se han descubierto elementos arquitectónicos clausurados, como puertas y ventanas. En su interior se alojan más de 13,000 planos y documentos originales del proyecto de la Ciudad Universitaria, los cuales serán expuestos y consultables en una biblioteca de dos niveles, haciendo de la casona un espacio cultural y académico de primer orden.




La visión a futuro incluye convertir la casona Ibarra en un centro de exhibiciones y eventos, abierto al público como un lugar turístico, símbolo del patrimonio nacional.
Escribe: EMILY SALAS





































